Isabel Fernandez Isasi

Responsable de Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial en Madison MK

Jose Luis Marín de la Iglesia

Director de Estrategia de Digitalización, Datos e Inteligencia Artificial en Madison MK

La digitalización de los procesos empresariales está entrando en una nueva fase con la llegada de los sistemas de inteligencia artificial multi-agente (MAS), sistemas compuestos por múltiples agentes inteligentes que, aunque operan de manera autónoma y con objetivos específicos, interactúan y están alineados para contribuir al objetivo global del sistema. Esta estrategia se puede utilizar para construir “equipos” de agentes especializados de inteligencia artificial que colaboran para automatizar flujos de trabajo complejos en distintos sectores

En poco tiempo, hemos comprobado que las sorprendentes capacidades de los LLMs para implementar sistemas de IA de propósito general no parecen suficientes cuando se trata de abordar desafíos específicos de entornos empresariales reales. Sin embargo, si distribuimos tareas entre agentes con roles especializados y añadimos mecanismos de coordinación, estos sistemas adquieren la capacidad de resolver desafíos complejos que un solo agente no podría abordar de forma efectiva.

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Pensemos, por ejemplo, en un Contact Center de atención al cliente en el que se atiende a multitud de clientes simultáneamente. Un agente de inteligencia artificial especializado puede manejar conversaciones fluidas, comprender intenciones básicas y dar respuestas adecuadas a preguntas frecuentes. Sin embargo, cuando las consultas requieren soporte técnico avanzado, gestionar reclamaciones complejas o hacer seguimiento de transacciones en tiempo real, ese mismo agente comienza a mostrar limitaciones por mucho contexto que le proporcionemos. Un único agente de IA suele tener dificultades para mantener precisión y velocidad simultáneamente, lo que afecta notablemente en la experiencia del cliente.

En cambio, en un escenario multiagente, distintos agentes especializados cooperan en tiempo real: uno o varios agentes pueden encargarse del soporte técnico especializado, otros de la gestión ágil de reclamaciones, otros del seguimiento de operaciones y otro grupo puede centrarse en la atención general y la clasificación inicial de las consultas. Incluso se pueden integrar agentes de supervisión encargados de controlar la calidad de las respuestas. La clave está en la colaboración, los agentes comparten información relevante en tiempo real, coordinan sus acciones y logran, en conjunto, reducir los tiempos de espera, mejorar la precisión y ofrecer una experiencia más personalizada.

Algunos conceptos básicos

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Para contextualizar este enfoque, es de utilidad revisar qué entendemos por agente de inteligencia artificial en sentido amplio y cuáles son sus componentes fundamentales. Si nos basamos en la definición del reciente informe "A Primer on the Evolution and Impact of AI Agents" del Foro Económico Mundial en colaboración con Capgemini (2024), un agente de IA es una “entidad que percibe su entorno a través de sensores y actúa sobre él mediante herramientas para lograr objetivos específicos”.

En términos generales, su arquitectura podría estar compuesta por cuatro componentes clave:

  1. Sensores: Mecanismos a través de los cuales el agente percibe su entorno, desde dispositivos físicos como cámaras hasta interfaces digitales como bases de datos.
  2. Centro de control: El núcleo del agente donde se procesa la información, se toman decisiones y se planifican acciones. En general gobernados a través de LLMs.
  3. Actuadores: Las herramientas que el agente utiliza para actuar sobre su entorno, que pueden ser comandos de software en entornos digitales o actuadores físicos en robots.
  4. Percepción y acción: El ciclo continuo de recibir información (percepción) y ejecutar cambios (acción) en el entorno.

Gracias a esta arquitectura, los sistemas multi-agente pueden integrarse casi con cualquier infraestructura digital presente en las organizaciones. Su capacidad de comunicación con bases de datos, sistemas de información empresariales o incluso dispositivos IoT los convierte en una solución adaptable a múltiples contextos. Por ello, su adopción se está acelerando en sectores tan variados como las telecomunicaciones, la industria o la banca, donde ya comienzan a ofrecer resultados concretos y medibles en la optimización de procesos.

Desafíos

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Aunque las ventajas son claras, coordinar numerosos agentes inteligentes presenta desafíos que aún no están completamente resueltos. Uno de los principales retos es garantizar una comunicación eficiente y sin ambigüedades entre los agentes. Esto requiere protocolos estandarizados que permitan estructurar mensajes con intenciones claras. Además, cuando los agentes tienen objetivos distintos o incluso contrapuestos, pueden surgir conflictos que deben resolverse mediante mecanismos de alineación y toma de decisiones consensuada.

Otro reto importante es la seguridad de la información. La interacción entre agentes implica el intercambio constante de datos, algunos de ellos sensibles, y esto exige medidas sólidas de cifrado y control de acceso. Asimismo, la trazabilidad de las decisiones se vuelve compleja cuando son múltiples agentes los que intervienen en un mismo proceso. Para mantener la transparencia y la auditoría de decisiones, es fundamental diseñar mecanismos que registren de manera estructurada cada paso del proceso, permitiendo identificar la responsabilidad de cada agente.

Por último, también la escalabilidad del sistema es un factor clave ya que a medida que se incrementa el número de agentes en un sistema, se introducen desafíos de rendimiento y coordinación que requieren arquitecturas distribuidas muy robustas. Sin una infraestructura adecuada, la gestión de decenas o cientos de agentes puede derivar en cuellos de botella o comportamientos difíciles de predecir. Por esta razón, son importantes los sistemas de supervisión que monitoricen el comportamiento global del sistema y ajusten dinámicamente la interacción entre agentes para garantizar un buen rendimiento.

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Conclusión

Los sistemas de inteligencia artificial multi-agente están emergiendo como una solución para empresas que operan en entornos cada vez más complejos, dinámicos e interconectados, donde ningún agente aislado podría ofrecer soluciones completas y adaptativas de manera eficiente. La colaboración entre agentes especializados está demostrando una adaptabilidad, escalabilidad y robustez que mejora notablemente los enfoques que estábamos manejando hasta el momento.

El futuro además es muy prometedor ya que apunta hacia sistemas cada vez más autónomos, donde los propios agentes no solo supervisarán, sino que también podrán reconfigurar dinámicamente los equipos de especialistas según las necesidades de cada proceso. Además, la integración con otras tecnologías emergentes como la computación cuántica o los registros distribuidos promete abrir nuevas posibilidades para una mejor gobernanza en los próximos años.

En definitiva, los sistemas de IA multi-agente están haciendo rápidamente la transición desde el laboratorio hacia aplicaciones reales en diversos sectores, demostrando importantes beneficios en la optimización de procesos complejos. No obstante, el verdadero potencial de los sistemas de IA multi-agente aún está por descubrirse, a medida que siguen evolucionando y las organizaciones adquirimos mayor experiencia en su diseño y su despliegue.