Guillermo Meléndez Alonso

Guillermo Meléndez Alonso (Grupo BME)

Responsable del laboratorio de Inteligencia Artificial de Bolsas y Mercados Españoles Inntech Director del máster de IA Aplicada a los Mercados Financieros (MIAX), de Instituto BME
co2 map

Ya hace 10 años hablábamos  por primera vez sobre esta temática y hoy está más de actualidad que nunca, por lo que es un buen momento para retomarlo.

  • ¿Cuánto vale un árbol?
  • Económicamente hablando, ¿preferimos un árbol vivo o muerto?
  • ¿Cómo podemos medir su utilidad económica?

El problema fundamental es que no se mide el valor de un árbol vivo, en comparación con el valor que se puede obtener de su madera. Valor que sí se cuantifica.

Es decir, ¿tiene un árbol un valor económico más allá de la utilidad ecológica?, ¿podemos medirlo?, ¿se puede obtener una rentabilidad “real” de un árbol vivo?

Y aquí es donde aportaría valor la Inteligencia Artificial.

¿Cuánto vale una masa forestal?

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masa forestal

The Guardian publicó, hace más de 10 años, un artículo sobre el inmenso yacimiento de petróleo encontrado en el Amazonas. Lo interesante vino cuando el presidente de Ecuador de por aquel entonces, Rafael Correa, anunció públicamente que se disponía a explotar el yacimiento, para mejorar la situación económica de su país. Sin embargo, la comunidad internacional dijo que hacerlo sería una atrocidad. El presidente Obama fue uno de los primeros en decir públicamente que el Amazonas no debía ser destruido.

Ante esta reacción, Rafael Correa propuso la siguiente solución: Si la comunidad internacional estuviese dispuesta a pagar a Ecuador el 50% del valor del yacimiento, no se realizaría ninguna explotación durante, al menos, los siguientes 50 años.

Independientemente de si tiene más o menos sentido esta propuesta, se puso un valor a esa parte del Amazonas, más allá del valor de su madera.

Vale la pena pensar en este problema, y en su solución, pues podría ser el punto de partida para una economía que permita valorar las masas forestales más allá de su valor como materia prima.

España estaba dispuesta a pagar, por cierto.

El mercado de CO2

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co2 factory

 

Analicemos el problema desde un punto de vista diferente: el Co2 y su mercado asociado.

http://www.sendeco2.com

El acuerdo de Kioto, único marco vigente cuando escribí el artículo por primera vez (2011), realizaba la siguiente propuesta:

Para mantener bajas las emisiones de CO2 y, con la esperanza de reducirlas en el futuro, la comunidad internacional le otorgó a cada país unos derechos de emisión: cantidad de toneladas métricas de CO2 que pueden emitir anualmente. Estos derechos se calcularon de acuerdo con las emisiones históricas de cada país.

Al hacerlo, si un país liberaba más CO2 del permitido por el acuerdo, debería comprar los derechos a un país que tuviera derechos excedentes (que hubiese liberado menos toneladas de las que le correspondían).

Desde mi punto de vista la intención es buena, ¿pero por qué los derechos de emisión de CO2 se calcula de acuerdo con las emisiones históricas, y no con la capacidad real de absorción de CO2 que tiene cada país?, es decir, en función de la masa forestal con capacidad de absorber CO2. La intención era buena, pero quizás no es el mejor enfoque posible.

Árboles, el activo que podría cambiar el mundo

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trees

Durante los años 2005 a 2007, el acuerdo de Kioto fijó el nivel de emisiones de CO2 en 430,70 Mt anuales para España, de las cuales el 40% correspondía a áreas reguladas por la Administración Europea, como son los sectores eléctrico e industrial. El 60% restante correspondía al resto sectores con derechos de emisión.

Hasta 2012, la asignación de los derechos de emisión se ha realizó de forma gratuita, por lo que las emisiones solo tendrían un coste/precio si se alcanzaba el límite. Sin embargo, a partir de 2012, la asignación se realizaría mediante evidencias, por lo que las empresas que emitiesen gases de efecto invernadero, tendrían que pagar por los derechos de emisión.

La comunidad científica estimaba que los bosques eran capaces de capturar el 25% del CO2 emitido a nivel mundial. diez puntos por encima de la media española, gracias al aporte de bosques tropicales y masas forestales en zonas como Siberia.

Hay que tener presente, que la especie del árbol, así como su localización (longitud y latitud), afecta directamente a su capacidad de absorción de carbono. Asimismo, el aumento de la temperatura media y la disminución de las precipitaciones, alterarían su capacidad de absorción de CO2.

Realizando una propuesta alternativa al acuerdo de Kioto, la base del cálculo para los derechos de emisión podría ser la capacidad real de absorción de CO2, dependiendo de las masas forestales de cada país y su capacidad de absorción. Siguiendo este modelo, si un país produjese más CO2 del que es capaz absorber sus masas forestares, tendría que comprar los derechos de emisión, a aquellos países con excedente en capacidad de absorción. Por ejemplo, Ecuador, con el Amazonas sin deforestar, aunque tenga un gran yacimiento petrolífero debajo.

Existe el mercado de CO2 (Sendeco), en el cual cotiza el valor económico asociado a los derechos de emisión de toneladas métricas de CO2. Tenemos, por lo tanto, todas las herramientas para poder valorar los árboles, por hectáreas, en función de su capacidad de absorción de CO2 (la cual vendrá determinada, por su especie, longitud y latitud).  

Con este sistema, podríamos comparar el valor de un árbol “vivo” en relación con uno “muerto”. Ya sea en madera, o derechos sobre los ingresos que se podrían llegar a obtener, explotando un yacimiento de petróleo, o de cualquier otra materia prima.

Es interesante tener en cuenta que una hectárea de árboles tendría una rentabilidad económica recurrente en el tiempo, aunque variable en función de la evolución del precio de los derechos de emisión, mientras que la madera, o el petróleo, tienen un precio que se establece en el instante en el que se extraen.

Podríamos comparar el flujo de ingresos previsto, por hectárea, de un tipo específico de árbol, con el flujo de ingresos previsto por hectárea de madera.

Otro punto interesante es que este método podría mitigar la desigualdad económica entre países. Ya que, en media, los países “desarrollados” tendrían que pagar al resto de países por su capacidad de captura de Co2, emitida por los primeros.

Por otro lado, probablemente, disminuiría el número de incendios provocados, ya que estaríamos quemando, literalmente, rendimientos económicos recurrentes.

¿Habría volatilidad en el valor de un árbol?

Efectivamente, sería un mercado volátil en el que tendríamos que considerar las siguientes variables:

Variación en la capacidad de absorción
de 1986 a 2008 fueron analizadas más de 20.000 hectáreas de bosque español. Si bien su capacidad de absorción se mostró “constante”, los escenarios futuros describen un aumento de la temperatura y una disminución de las precipitaciones. Lo cual podría variar, sustancialmente, la capacidad de absorción de nuestros bosques.
Áreas con masa forestal
la deforestación, los incendios, y la reforestación hacen que las masas forestales de la tierra no sean constantes. Lo cual afectará, a la capacidad de absorción global, y por país.
Precio de los derechos de emisión
los precios de los derechos de emisión se fijan en el mercado. Si bien, actualmente, no es un mercado muy volátil. Si tenemos en cuenta el cambio de paradigma propuesto, así como las dos variables anteriores, el precio de los derechos podría verse alterado, sustancialmente.

Estamos hablando de un mercado de valor variable. Lo que podría significar que, en diferentes periodos, podría ser más rentable plantar y mantener árboles, que talarlos. O al contrario.

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tree value

Evolución de masas forestales

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forest mass

En 2014, el Departamento de Ciencias Geográficas de la Universidad de Maryland (Estados Unidos), en colaboración con Google Earth, desarrolló un mapa interactivo que proporciona detallada información espacial y temporal, sobre la superficie forestal perdida y ganada desde principios del siglo XXI (a través de la observación del satélite Landsat 7).

EarthEnginepartners Global Forest web app

Esta información podría ser un gran punto de partida para evaluar la viabilidad de la propuesta realizada a lo largo del artículo.

Inteligencia artificial al servicio de los árboles

¿Dónde está la aplicación de la IA?, se supone que este es un artículo de IA.

A través de imágenes por satélite, se podrían localizar las masas forestales de la tierra, analizar su evolución, y calcular su capacidad de absorción de CO2.

De esta manera, no se dependería de los reportes de capacidad de absorción de cada país, sino que sería un sistema transparente y público, el cual permitiría el desarrollo de la propuesta de pasar, del acuerdo de Kioto, a un sistema basado en la capacidad real de absorción de CO2, de cada país, en tiempo real (cada vez que pasasen los satélites).